“En
1939 Alemania invade Polonia. En aquel entonces Irena era enfermera
en el Departamento de Bienestar Social de Varsovia. En 1942 los nazis
crearon un gheto en Varsovia. Irena, al ser testigo de tan desastroso
e inhumano escenario decidió unirse al Consejo para la Ayuda de
Judíos ...
…¿Qué
tiene de especial esta mujer? A lo largo de un año y medio consiguió
rescatar a más de 2.500 niños judíos por distintos caminos.
Los salvó del suplicio de los campos de concentración, los salvó
de la muerte segura dándoles la oportunidad de continuar con sus
vidas. Gracias a ella también se elaboraron cientos de documentos
falsos con firmas falsificadas en los que les debía identidades
temporales a los niños judíos.
Posteriormente
los nazis se enteraron de sus actividades. Fue detenida por la
Gestapo y llevada a la prisión de Pawiak. Irena era la única
que sabía los nombres y direcciones de las familias que albergaban a
los niños judíos y por esa información sufrió las peores
torturas. Al no colaborar con los nazis fue sentenciada a muerte,
pero camino a la ejecución, un soldado la dejó escapar ...
…Jamás
se arrepintió de lo que hizo y tal es la sencillez de esta mujer
que nunca se consideró una heroína: “Yo sólo hice lo que
debía, nada más”...”
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