miércoles, 23 de abril de 2014

¿Una mujer en apuros? ¡Eso sería antes!

Ayer por la tarde me encontré la rueda de mi coche pinchada. ¡Vaya contratiempo! Como si tuviéramos pocas cosas que hacer... y en el momento más insospechado ¡sucede!

Me puse manos a la obra inmediatamente. Fuera la compra del supermercado y demás bártulos, rueda de respuesto, gato, llave...  Pasó por allí un grupo de unos cinco hombres que, a la vista de la escena, comenzaron a reírse, mientras uno de ellos se acercaba a mí diciendo: "a ver, a ver, trae pacá eso, anda, que...". Yo le agradecí el ofrecimiento, pero amablemente rechacé la ayuda, porque realmente no la consideraba necesaria.
Aflojé los tornillos, puse el gato, subí el coche... cuando apareció otro señor, que me dijo: "ya vale, ya vale, ahí está bien, pero ¿le has aflojado los tornillos antes de subirlo?", sospechando que no lo había hecho. Le agradecí igualmente la observación y le expliqué que ya otras veces había cambiado ruedas, por lo que conocía el procedimiento.

Es natural que las mujeres tengamos menos fuerza que los hombres para aflojar tornillos, pero cambiar la rueda de un coche es de lo más sencillo. Sólo hay que informarse de cómo hay que hacerlo. Si el brazo no es lo suficientemente fuerte, el peso de todo el cuerpo puede ayudar (¡qué le vamos a hacer!).

Pero ¿por qué muchos hombres siguen pensando que las mujeres no podemos hacer determinadas cosas? ¿Y por qué muchas mujeres no se lanzan a hacerlas?

2 comentarios: